El
juego permite configurar tanto la resolución como el detalle visual
y de audio. Además del uso de efectos avanzados y otros. En resolución
aguanta desde una mínima de 640x480 pixeles hasta una máxima
de 1024x768 pixeles que es la más recomendada. El renderizado puede
ser establecido como por software (cuando no hay tarjeta de aceleración
3D de ningún tipo), DirectDraw (tarjetas 3D antiguas, pre-GeForce
2), DirectX 3D (tarjetas 3D modernas, post-GeForce 2, incluyéndola),
o Glide (tarjetas 3D compatibles con ese sistema). También es posible
activar (desactivar) transparencia y suavizado de los gráficos (smoothing)
para tener mejor imágen pero bajo la penalidad de requerir más
equipo.
Es posible salvar y recuperar en cualquier
momento, aunque hay que tener cuidado porque guarda mucha información
llegando a consumir hasta 70MB (poco más) por salvada. La opción
de salvar y recuperar rápido también esta presente. Por las
dimensiones del juego conviene siempre guardar con cuidado y tener al menos
unas cinco versiones en diferentes momentos para no rehacer demasiado,
si el caso se diera. Para evitar problemas también es conveniente
contar con al menos 1GB de espacio libre en el drive de instalación
para sus archivos temporales y otros de cacheo. Si no lo jugaron aún
sería conveniente que antes de hacerlo descarguen el último
arreglo (patch) desde un servidor oficial.
Bien
avanzado el juego llega un momento en el cual deberemos enfrentar el máximo
reto: reunir a los siete representantes de todas las razas del Universo
Divinity para así ungirnos en 'Aquel Divino' (the Divine
One). Esto básicamente es una mega-búsqueda con decenas
de mini-búsquedas que tenemos que cumplir para que los diferentes
representantes acepten ser parte de éste solemne acto que permitirá
librar al mundo del mal que lo azota. Tarea que aunque suena sencilla no
es tal. No sólo hay que recorrer practicamente todo el mundo para
encontrarlos sino que además habrá que enfrentar a villanos
bastante poderosos para cumplir con sus diferentes exigencias. Valga el
detalle que cumplida esta reunión y ungido el personaje ya no hay
vuelta atrás, así que terminar todas las búsquedas
secundarias, compras y ventas necesarias antes de seguir.
Una vez ungido reaparecemos en una nueva
zona denominada Wastelands, aquí sólo queda continuar
y prepararse para enfrentar al último mal, un camino sin retorno.
En esta etapa se abre una nueva, aunque pequeña, rama de habilidades
entre las cuales podemos elegir para vencer. Claro que más de uno
llegará a este momento con un personaje de un nivel y poder por
demás suficiente para vencer a cualquier, o casi cualquier, enemigo
que sea capaz de ponerse en nuestro camino. No olvidar traer un par de
equipos completos para la fiesta, incluyendo variedad de armas, pociones,
armaduras, anillos mágicos y otros que puedan darnos esa habilidad
extra, o ese ataque poderoso que termine con nuestro contrincante.
La
batalla final nos enfrenta una vez más a viejos conocidos que supieron
correr en el momento adecuado, claro que ahora se las veran más
negras que antes porque nuestro personaje gano entre unos pocos y bastantes
niveles desde el último encuentro, además de mejor equipo
y habilidades especiales. Habrá que correr por pasillos laberínticos,
enfrentar a todos sus seguidores o invocaciones para al final darles su
merecido a cada uno de estos jefes. En esta ocasión correr ya no
va ha ser una opción que tengan disponible. Si bien ya no podremos
volver a Rivellon, si será posible teleportarnos a los Wastelands
para comprar equipo o repararlo, casi con seguridad, con mayor frecuencia,
para lo último.
En resumen. (Pequeños detalles negativos
técnicos y de diseño aparte). Divine Divinity es un
excelente juego de Rol-Acción que ofrece un extenso e intrincado
mundo para explorar, además de bastantes novedades en lo que concierne
a jugabilidad; también agrega un sistema de evolución variado
y abierto donde es el usuario el que tiene la última palabra. Aunque
requiriendo un poco más de paciencia que el promedio de los RPG-light
éste juego esta entre los buenos.