De los productores de RailRoad Tycoon II viene Tropico, un juego entre simulación de isla (gestión de recursos, turismo, polbadores, etcétera) hasta indirecta jocosa ha uno de los pocos gobiernos defacto que todavía existe. El juego presenta un engine mejorado, gráficos hechos con detalle y decenas de elementos de jugabilidad prestados de otros juegos producidos por la misma compañía (PopTop Software) y adaptados al entorno de una isla que tiene que atraer turistas, mantener a su población feliz y gobernar con el mínimo de problemas posible.

Tropico es, en bastantes niveles, un juego de simulación de sistemas de producción. Se llamen estos ron, tabaco o turismo. La idea básica es enriquecer la isla manteniendo a la gente tan feliz y 'neutra' como posible. 'Neutra' en el sentido de que no están muy felices pero tampoco están en la línea rojo de la rebeldía. El caso es de que trabajen ayudando a que el sistema económico evolucione sin contratiempos, después de todo si no hay plata tampoco hay como mejorar el nivel de vida de nadie.

El aspecto de jugabilidad que puso a Tropico contra la pared fue la presencia de varias opciones que permitían al jugador eliminar a aquellos que molestaban y liquidar, o aislar, a aquellos que significaban un estorbo para el tranquillo desenvolver del sistema.  Pero bueno. Un juego es sólo eso, si alguien ve algo más en él, queda siempre la duda sobre cuyos ojos son los que están interpretando mal, o bien, el asunto.

Como en todo juego de este estilo tendremos que urbanizar e industrializar la isla para poder generar capital, para poder avanzar y mejorar el nivel de vida de todos los habitantes y así obtener más capital. En este punto el cíclo continua mientras no existan elementos que lo molesten como pobladores insatisfechos con sus condiciones de vida, rebeldes que atacan, etcétera. Existen varias industrias que podemos explotar para conseguir dinero, entre ellas la producción de ron, tabaco y ciertamente el turismo.

Para muchos este tipo de juegos resultan bastante complicados, pero al final el fundamento de todo es establecer un simple y rápido proceso de retroalimentación y listo. Mientras todos esten medianamente satisfechos y trabajen, no hay problemas. Cuando los hay, es hora de invertir lo ganado nuevamente en estructuras que no necesariamente son útiles para la producción pero que alegran a la población e incrementan su nivel de vida. Claro que en este caso para que el nivel de felicidad de los habitantes de nuestra isla este tan alto como posible tendremos que tomar en cuenta varios factores, no sólo casas y calles limpias. La salud, su nivel de libertad, su seguridad, etcétera son factores que también hay que tener bien equilibrados, para evitar problemas mayores.

En resumen. Quienes gusten de este tipo de jugabilidad tienen en Tropico decenas de horas de juego para ver si les va mejor con 'mano dura' o probando otras opciones que otorgen mayor libertad a sus conciudadanos. Cada cual puede crear su propio paraíso, o infierno según sea el caso.