Criaturas
hay a montón, empezando con una extensa variedad de combatientes,
y terminando en los tenientes, jefes y monstruos de nivel. Objetos, armamento,
armaduras y afines ídem, desde lo normal y clásico, a los
conjuntos mágicos, más aquellos que pueden ser personalizados
con diferentes ingredientes para encantarlos. Si bien sigue habiendo tonelada
de tesoros su relevancia queda disminuida por motivos ya citados. Además
siempre queda el armamento y equipo único obtenido mediante objetivos.
Como sucediera antes, siempre serán
los conjuntos, o los items únicos los que más tiempo
sean utilizados, sobretodo por los bonos que dan cuando se tiene varias
partes, y/o porque son los más interesantes entre aquellos con encantamientos
mágicos. Poder incrustar propiedades a gusto en equipo y armas,
no deja de ser interesante, pero siempre hay algo mejor ya fabricado que
encontramos en el camino. Lo que no impide jugar con las posibilidades
un poco de rato en rato.
Una
gran diferencia entre el predecesor y Dungeon Siege 2 es el número
de misiones y búsquedas. Para empezar existen tres Actos, cada uno
con varias misiones principales y una extensa gama de opcionales. Los objetivos
principales casi aparecen por si sólos a medida que avanzamos, a
los secundarios hay que encontrarlos charlando con medio mundo, y/o explorando
cada rincón y caverna. Lo más lamentable del caso es que
en ambas situaciones hay que ir, cumplir y volver con el reporte para recibir
los premios o que se de la misión por terminada. No acaba siendo
forzado por la ya intrínseca naturaleza de ir y venir, pero no por
ello deja de ser algo común y ya visto en el género.
La manera de llevar la aventura hacia adelante
recuerda más a lo visto en Legends of Aranna que aquello
en Dungeon Siege a secas. Las cosas se complican rápido,
y las escenas de avance son excelentes, pero no hay nada nuevo ni realmente
original. El primer pedazo hace las veces de tutorial, y lo bueno es que
se mantiene en contexto. Después no queda otra que combatir a todos
y todo lo que no es amigable. Punto.
El
nuevo engine tiene más de una semejanza con el anterior, obviamente
que también posee muchas mejoras, mayor detalle y variedad de nuevos
efectos. Hay que destacar una mayor compatibilidad con EAX y hardware capaz
de aprovechar de las novedades del DirectX 9.0. La total libertad para
mover la cámara, y la particular presentación siguen tan
buenos como en el predecesor, cuando no mejores. No faltan los detalles
visuales o contextuales atractivos, como los pseúdo-ascensores en
el poblado Elfo.
Las armas poseen nuevos efectos de aura,
y las animaciones de ataques ganan complejidad a medida que el personaje
aumenta de niveles en tal o cual especialización, en particular
el guerrero que se mueve más, y sus ataques ganan zaeta y otros
efectos visuales cada vez más sofisticados. Esto no agrega mucho,
pero por lo menos destaca que el personaje avanza, en vez de mantener el
mismo conjunto de movimientos a lo largo de todo el juego.
En Resumen. Una buena secuela de uno de
los pocos RPG-Acción que ofrecía algo original, lamentablemente
pierde ese su toque único y personal, lo que no tiene porque ser
algo malo para todos, si para alguien.