Demo
n/aEditor
7 | 10Metacritic
79Fecha
22/02/2014
Autor
Webmaster
ID Software puede atribuirse el ser los creadores de todo el genero Acción, en especial el en Primera persona, los shooter. También son los primeros en ofrecer una engine gráfica 100% 3D y darle uso. Tienen sus logros, pero, por temas de mercado y comerciales, parece que no están pudiendo, o queriendo, arriesgarse a ir más allá, a aceptar el límite de sus capacidades en vez de acotarlo con restricciones innecesarias.
Doom 3 no deja de ser líneal pero el contexto y la aventura en que está sumergida la jugabilidad hace que podamos ignorar las incesates vueltas por pasillos casi sin salida, y laberintos artificiales que hasta parecen ir en círculos. Son detalles que podemos dejar pasar. El caso es que en Rage la cosa no es así. Existe una intención de hacerlo mundo abierto que se ve superada por una realidad en la que no lo es. Una dinámica que intenta dar libertad al jugador, pero que lo hace siempre y cuando no suelte el bastón que le guía.
Lo más lamentable es que la historia inicia bastante común, y no mejora, y nada de la jugabilidad merece en verdad ser rescatada por más que existan un par ideas interesantes. Despertamos luego de que un asteroide gigante decidiera impacatar con la Tierra y el planeta entero se haya concentrado en un esfuerzo enorme para lograr salvar nuestra civilización. Nos encontarmos en una de las centenas de Arcas sin saber porque, rodeado de los cadáveres de otros que no lo lograron.
Vídeo de la Visión de The Long Dark
La primera orden del día es escapar y buscar contactos, luego no tardamos en ser absorbidos por una trama en la que somos el accesorio perfecto para los planes de otros. Somos la pieza final en un reloj que no hemos construido pero que ha empezado a girar el momento en que hemos entramos en escena. No es que ser guiado esté mal, el detalle negativo es cuando lo hacen empujando.
Desde el momento en que aparecemos en el Wasteland notamos que sin nosotros nada vive. Es nuestro pasar el que llena de vida a todo lo que podemos apreciar. Algo que quita con facilidad la inmersión. Más cuando luego resulta que el tema viajar en vehículo es sólo una carrera arcade que hay que repetir para movernos de un lado a otro, y que además nos fuerza a participar en competencias para mejorar nuestro vehículo o perecer en las transiciones.
Tras ser "rescatados" de nuestra Arca deberemos cumplir unos cuantos favores para compensar por la molestia. Luego habrá que dirigirse al primer poblado cercano para averiguar que paso e intentar ganarnos su confianza. Para ello hay que realizar varias misiones, algunas obligatorias, otras no tanto, y unas que resultan hasta algo falsas para el contexto. También existen algunas extra por si se quiere más dinero. No faltan juegos para apostar y ganar más capital, versiones de naipes, suerte y fuerza; ninguno me llamo mucho la atención.
No hay nada de diferente en las misiones: ir, recolectar y volver. El camino está marcado para encontrar el punto de transición, luego es seguir la ruta "prefijada". Lo malo es que el combate no atrapa, las sorpresas no son tales, todo el conjunto no tarda en volverse en un shooter de corte casi arcade. Los extras incluidos para hacer más inteligente a la dinámica no lo logran, algunos son accesorios entretenidos pero no agregan nada --quizá, no agregan suficiente.
De todos el más novedoso es el Wingstick, una especie de boomerang a la Krull (1983, Kenneth Marshall, Lysette Anthony, Francesca Annis) que tiene su utilidad. Si no se rompe o pierde regresa por lo que se lo puede usar un par de veces. Las torretas móviles la verdad que ni las use, y al auto explosivo de control remoto sólo un par de veces en que era prácticamente obligatorio.
La oportunidad de construir objetos con recetas no deja de ser útil pero no agrega nada a la jugabilidad, sólo evita tener que comprarlas o arreglarse sin ellas. Hay variedad de armas, desde pistolas y fusiles de asalto, a bazookas y súper armamento moderno que entra como un homenaje a Doom. La mayoría tiene munición diferente pero otra que para causar más daño no resulta muy práctica.
Nuestro vehículo puede ser mejorado pero sólo con cosas predefinidas --mejor motor, mejor amortiguación, más armadura. Luego hay que conseguirse uno más poderoso pero aquí tampoco hay que hacer mucho esfuerzo. Las competencias y el proceso de conducir es arcade sin pretenciones a ser otra cosa, resulta divertido pero nada más. Incluso se torna un poco pesado cuando hay que eliminar grupo tras grupo de los mismos atacantes en el mismo punto cuando estamos realizando recados.
Rage consta de dos porciones, una primera en el Wasteland alejado del centro de la acción y una segunda en la que ya se siente que falta poco para terminar. Por lo visto se puede avanzar sólo cumpliendo lo mínimo necesario, lo que acumula más o menos 20 horas de juego. El final mantiene el mismo tono de todo el juego --o sea, ni fu ni fa, así que la verdad no hay de que quejarse.
No deja de ser entretenido --a su manera, tener algo de diversión --hasta cierto punto, y ser consecuente en su oferta, además de no presentar problemas impasables. Pero no es un juego que agarre, de hecho no lo termine el año pasado porque no me decía nada, y esta vez lo retome porque quería algo rápido que no requiera invertir mucho tiempo. No deja con sabor a poco, pero la verdad que al final no deja sabor a nada. Como cuando se come algo porque hay que llenar el estómago, o porque no hay nada más en el refrigerador.
Rage no es malo pero tampoco logra ser más. Tampoco voy a decir que tenía mucho potencial, todo el diseño deja la impresión de estar enfocado a multi-plataforma con claro énfasis en su lado consola. A pesar de algunos detalles no deja de ser más que un shooter de corte arcade sin mayores pretenciones de ser otra cosa, o algo más. Es jugable y, a momentos, hasta distrae mucho por la acción sin respiro, pero se puede tornar repetitivo rápido y no tiene ningún factor que agarre como para aguantarle por mucho tiempo lo menos llamativo (claro que esto depende de cada uno/a). ¿Veredicto final? Pasa, pero que tanto entretenga se vuelve idiosincracia personal.
©Copyright 2011. Todos los derechos reservados.