Incluso para los desarrolladores, el tener que ceder ante presiones comerciales y del mercado al momento de conceptualizar sus productos, debe ser algo con lo que no siempre están de acuerdo, o algo con lo que se sientan conformes. Al menos esa es la impresión que deja Larian Studios con su nuevA toma de la franquicia Divinity.

Todo inicia con Divine Divinity, un clon de Diablo cuyo mayor defecto fue ofrecer un mundo muy extenso. Beyond Divinity ofrece casi la misma dinámica pero con dos personajes. Divinity: Original Sin llega como precuela y trae elementos de jugabilidad de ambos pero enfocados más a lo que se puede considerar un estilo de RPG tradicional que a uno de corte hack-n-slash.

Los héroes de la aventura son dos: un guerrero condenado liberado de sus cadenas y una heroína mística a la que le han devuelto la vida, ahora unidos en un destino común en momentos críticos para la sobrevivencia de Rivellon. Los Orcos de Tanoroth están en marcha controlando un poder mágico nunca antes visto, y detrás de ellos algo todavía más tenebroso y peligroso está al acecho.

La evolución de los protagonistas será sin clase, por lo que se podrá evolucionar sus diferentes habilidades a gusto como para lograr un balance apropiado entre las destrezas de uno y otro personaje. Con el debido cuidado de no emocionarse demasiado por un personaje capaz de manejar todo pero dominar nada, los que son todo un dolor de cabeza cuando se enfrenta enemigos muy poderosos.

Según la información disponible se puede contratar --o invocar-- tropas --o criaturas-- de refuerzo; me permito suponer que hasta un máximo de cuatro. El mundo de juego será extenso y rebozante de personajes y lugares interesantes y memorables. Considerando que ninguno de los predecesores tuvo problema con el tema de su extensión esto es lo de menos.

Por lo que se puede leer en la lista de características será posible interactuar, utilizar y/o destruir prácticamente todo; si se quiere, claro está. Con el fin de lograr mayor inmersión en la historia y el contexto las decisiones que tomemos a lo largo de la aventura tendran consecuencias, los NPC reaccionan de acuerdo a lo que hagamos y habrá que decidir como responder para evitar problemas, o causarlos.

Donde Divinity: Original Sin diverge mucho de sus predecesores es en el sistema de combate. No es hack-n-slash, no es acción arcade, mas bien todo lo contrario, se trata de algo más tradicional por turnos --nada hay todavía si con pausa activa o turnos tal cual. La idea es ofrecer el nivel táctico y rolero que se pierde cuando se trata sólo de hacer click como loco y activar hechizos a lo bestia. Al menos esa es la idea.

La presencia de dos, o más, personajes permite también la combinación de habilidades y hechizos de tal manera que los ataques sean más poderosos y/o efectivos con determinado tipo de oponente. Por ejemplo: paralizar con hielo para luego atacar con fuego, o mojar el piso para después lanzar un hechizo eléctrico. Me recuerda en algo al de Dragon Age: Origins, habrá que ver si implementado de una forma más convincente y verdaderamente táctica.

Inevitablemente Original Sin cuenta con cooperativo para hasta cuatro personajes, cada uno evolucionando a gusto de su usuario. La participación de los mismos en la aventura incluye la presencia de un sistema de diálogo que da la opción de que los diferentes protagonistas no estén de acuerdo entre sí. Exactamente qué implica esto lo dejo pendiente hasta ver el juego en acción.

La última característica destacada por el equipo de Larian Studios es la presencia de un Editor de Niveles y Aventuras que permitirá a los interesados (y las interesadas) crear sus propios escenarios, sus propias campañas y sus propias historias.

Vale notar que la banda sonora está una vez más compuesta por Kirill Pokrovsky, el mismo compositor detrás de las premiadas melodías y música de acompañamiento que se encuentra en los anteriores juegos de la saga.