Si quisieramos crear un árbol evolutivo
de Spellforce: The Order of Dawn habría que colocar a WarCraft
III: The Frozen Throne a la cabeza, precedido sólo por WarCraft
III. En otra rama adyacente estarían Diablo II y Dungeon
Siege. Poco antes en su evolución aparecería KnightShift,
al que sólo le falta la presencia de un inventario real y un sistema
de avance más sofisticado. El punto culminante en el proceso sería
el juego que nos atañe, un híbrido --casi-- perfecto entre
RTS y RPG. Tanto así que se lo puede considerar como perteneciente
a cualquiera de las dos categorías indistintamente. Si en J de
Juegos se eligió la Estrategia es porque esa es la impresión
que se tiene a primera vista.
Entre otros elogios el equipo de Phenomic
merece muchos por la mangitud que posee lo que han creado. Cada mapa es
un inmenso pedazo de tierra, y no sólo por el contexto. Se puede
encontrar pueblos, ciudades, enemigos, (pseudo)cavernas, montañas,
valles y elevaciones, lagos y planicies, ruinas, terrenos apretados para
explorar y espacios abiertos donde armar nuestros ejércitos.
Esparcidos por todo el mundo están
un par de decenas de héroes en sus rune stones, esperando
ser encontrados para unirse a la batalla. Diseminados por los rincones
hay criaturas extrañas que guardan preciados tesoros, muchos de
los cuales activaran o terminaran una o más misiones secundarias.
Existe una variedad increíble de personajes amigos y enemigos, no
todos son completamente originales pero se encuentra gran parte de lo que
conforma la lista de criaturas presentes en mundos de fantasía mitológica
medieval.
A todo lo anterior hay que añadirle
aún más. Decenas de misiones para completar la aventura principal,
y otras tantas decenas para realizar la extensa lista de objetivos secundarios
que acaban con premios muy atractivos como la Earthblade, la Soulstaff
o la Armadura de Dragón. Un par de estas misiones secundarias son
toda una historia aparte. También encontraremos toneladas de equipo,
armas, armaduras y pergaminos de hechizos que se pueden utilizar, o vender.
Por suerte nuestro inventario es ilimitado y no se considera peso de los
objetos, porque caso contrario necesitariamos de toda una armada de mulas
para cargar con los tesoros que encontramos.
Tanto en las representaciones 3D como en
sus iconos, la variedad y el detalle de armas y armaduras es notorio, y
muy bueno. La posibilidad que los diseñadores tienen de prácticamente
equipar a cada NPC a gusto y necesidad, permite la presencia de un repertorio
variado al momento de moverse de un sector a otro. Las armaduras de cada
Casa/Ejército son diferentes, incluso permiten destacar el clima
de la zona, entre otros detalles. La variedad de armas y escudos que llevan
no se queda atrás.
Cuando consideramos los hechizos de una
o dos especialidades parece que fueran pocos, pero cuando se suma todos
llegamos casi a la centena, esto sin considerar los bonos y ataques especiales
que adquiren quienes avanzan en las artes guerreras como el uso de arcos,
espadas o mazas pesadas.
Llevando el concepto híbrido más
allá de KnightShift, The Order of Dawn presenta prácticamente
lo que sería el límite o, en cualquier caso, uno de los posibles
límites. Todavía quedan un par de cosas que depurar en la
jugabilidad, su contextualización y el diseño en general,
pero son detalles pequeños, los cimientos establecidos por Phenomic
son muy buenos, y aún las cerca de setenta/ochenta horas de juego
que ofrece pueden terminar siendo pocas. Volver a jugar es permitido, y
hasta viable, de no ser por la linealidad de la aventura y la ausencia
de eventos verdaderamente aleatorios.
Si bien SpellForce posee puntos
flacos y un par de errores de programación, los mismos se pueden
obviar; jugarlo es entretenido, interesante, y sencillamente genial. Más
de uno va ha querer jugar más, llevar a su personaje al límite,
alcanzar el nivel máximo en todas sus habilidades. O probar con
otro. Durante el juego, y al final, cada uno va ha tener su lista de 'esto
debió ser así', 'esto así', 'me hubiera gustado esto',
en fin. El punto es que tal y como está el estilo y la implementación
son casi impecables. Retoques a los controles, la gestión de tropas
y un par de detalles más lo harían mucho más entretenido...
y para eso está SpellForce 2.