A
medida que la campaña avanza, y durante las mismas misiones, veremos
varias escenas de charla generadas utilizando el mismo engine gráfico
del juego, por lo que no hay transición ni los molestosos cambios
de resolución o densidad de color. Inclusive es posible manipular
la cámara. La nave nodriza no se mueve más allá de
para pasar a otra misión utilizando un viaje hiperespacial, de ahí
que en muchos casos el objetivo principal sea lograr que salga viva. Todas
las unidades sobrevivientes entre misiones pasan a la siguiente, por ello
es bueno lograr mantener vivas a la mayoría sin por ello descuidar
producir más. De rato en rato los bandos neutrales --no jugables--
se vuelven parte de la misión al vendernos tecnología (cuando
no son los enemigos), tampoco es mala idea tener algunos RUs de sobra siempre
que posible.
Aunque no tan original el juego cuenta
con una atractiva historia que logra una buena identificación con
los líos de la civilización que tratamos de salvar. La síntesis
de esta historia esta puesta en el título del juego que significa
'Planeta Natal', porque todo lo ocurre es una aventura espacial al más
puro estilo de Galactica. Una civilización que milenios atrás
tuvo que abandonar su planeta y ahora cuenta con la tecnología y
el conocimiento para volver, tarea que no será nada simple. Tras
una prueba inicial de la inmensa nave nodriza que los llevara a su hogar,
el éxito del regreso se ve opacado por el descrubrimiento de que
el planeta que los adopto por tantos milenios había sido devastado,
junto con todos quienes no estaban en el espacio ese instante. El regreso
a casa es ahora una misión de venganza, búsqueda y destrucción
de quien lo hizo.
El
espacio exterior de HomeWorld no es tan pintoresco ni vivo como
el de juegos galácticos más recientes, pero no por ello carece
de efectos, en especial durante las batallas. Todas las naves dejan estelas
de color a su paso lo cual permite darle mayor realismo y efecto al movimiento,
aparte que en algunos casos cuando no hay otro punto de referencia mayor
sólo las animaciones de las estelas dan ha entender que algo esta
sucediendo. Contar con un sistema gráfico que posee renderizado
por software (sin olvidar que pueden haber cientos de unidades en combate)
hace que las unidades tengan un conteo de polígonos bien reducido,
algo que queda por demás claro en el diseño encajonado de
las unidades. Por suerte tienen varias animaciones adicionales como el
de sus armas disparando o el de compuertas que se abren para admitir carga,
además de unas texturas representativas bien elegidas.
Las explosiones, armas y otros efectos
son bastante buenos, aunque nada alucinantes para los estándares
de hoy en día. En lo que a sonido respecta tampoco hay mucho, pero
lo que existe esta bien realizado. Hay una proporción real y muy
bien representada entre unidades pequeñas, medianas y grandes, la
nave nodriza en particular se ve muy imponente. La mala costumbre de no
prestar atención a mensajes de fondo como los clásicos 'tal
nave esta bajo ataque', 'tal escuadrón esta bajo ataque', 'escuadrón
X fue eliminado', etcétera, puede costarnos caro, así que
mantengan un oído atento, en especial al mensaje de 'recolector
X bajo ataque'. Como de costumbre tener varias naves de recolección
puede ser la diferencia entre ganar y perder la batalla.
Aunque
el juego no requiere de tarjeta de aceleración 3D siempre se la
recomienda para acelerar la animación y permitir la presentación
de más y mejores efectos. Con calidad gráfica baja, un mínimo
de detalle y pocos efectos visuales HomeWorld corre bastante bien
en una Pentium II. Por suerte el juego cuenta con toda la serie de opciones
de configuracion posible: resolución (de 640x480 pixeles a 1600x1200
pixeles), calidad visual, corrector gamma, efectos especiales, calidad
de audio, etcétera. Al pasar de misión o, más bien,
cumplir la anterior, existe un autosave, claro que también
es posible guardar/recuperar en cualquier momento durante las misiones.
El multiusuario ofrece toda la jugabilidad
de la modalidad para uno en modo campaña, con el extra de que la
nave nodriza puede moverse de un punto a otro. Lo único malo es
que sólo las mismas dos razas se mantienen como las únicas
jugables. La opción permite batallas entre hasta ocho usuarios por
Internet o Red local, incluyendo la posibilidad de establecer alianzas
entre números pares. El sistema no tiene un generador de mapas por
lo que hay que jugar en un escenario prediseñado, lo mismo sucede
con el modo skirmish entre un usuario y la CPU.
En rsumen. Si no le tienen miedo a lo nuevo,
son aficionados a los RTS espaciales, y no les asusta una jugabilida extendida
en tres dimensiones, no deben perderse HomeWorld. A pesar del tiempo
transcurrido sigue siendo un excelente juego, y demuestra con creces su
bien merecido título de mejor juego RTS 3D de 1999. Quienes todavía
no lo han jugado harían bien en darle una oportunidad.