Hasta que al fin tuve la oportunidad de ver a Dungeon Siege III, o DS 3, en acción cortesía de su demo via Steam. Como la oportunidad de testear al juego la oferta es excelente, incluye dos de los cuatro personajes --Anjali, la Archon y Lucas Montbarron, el guerrero-- y una buena porción inicial de la aventura como para agarrarle el pulso a las novedades y el cambio de estilo. Lo único bloqueado sería la opción de guardar en los checkpoints y retornar para continuar.
Dungeon Siege llamaba mucho la atención por ser un clon de Diablo diferente a él. Tenía tecnología de punta y una dinámica que bordeaba en estrategia táctica. Era por sobre todo un hack-n-slash de corte moderno pero venía con varias ideas originales atractivas. Por una razón que sigo sin entender hasta el día de hoy Dungeon Siege II quita lo poco original de la jugabilidad de su predecesor y lo enfoca más a la acción. Dungeon Siege III da el siguiente paso y manda todo al carajo.
Más que una tercera entrega de Dungeon Siege se siente como otro juego compartiendo algo del contexto de las dos anteriores entregas, el Reino de Ehb por ejemplo. En lo que respecta a dinámica, tecnología y presentación no tienen relación alguna y la mutación a producto netamente de consola se siente y nota completa.
La mejor forma de describir a la nueva dinámica de juego es como hack-n-slash consolero. Para testear opte por Anjali que al ser una Archon debería poseer un estilo de combate más variado que un guerrero a secas --en teoría. Lo puse en dificultad máxima suponiendo que así podría hacer gala de mi experiencia en RPG. Al autodetectar configuración lo coloco todo al máximo.
Visualmente voy a admitir que se ve bien, incluso diría que la zaeta de los ataques del personaje con su lanza se ven bastante atractivas si bien algo no del todo en tiempo real y 3D. El escenario y el ambiente se defiende pero no logra ni compararse con las espectáculares vistas del primer Dungeon Siege --¿quizá por no verse lo mejor todavía?. La cámara es en tercera persona pero muy en-los-hombros al estilo consola, y su zoom alejado no es muy útil y la cámara tiende a adquirir vida propia durante combates.
Al menos para mi lo que hace de Dungeon Siege algo memorable es su combate, es hack-n-slash pero tiene algo extra, en parte gracias a la dinámica de grupo. En Dungeon Siege III controlamos a nuestro personaje y en el mejor de los casos tenemos apoyo independiente de aliados que se portan como en el peor momento de Neverwinter Nights y ni la mitad de atrapantes, jocosos o interesantes.
Pense que jugando en lo más difícil el combate sería --algo-- especial, pero no. Ni siquiera podemos apuntar al enemigo eficientemente, hay que resignarse a que lo haga el sistema y simplemente darle duro a los ataques, retroceder, esquivar, golper, lanzar ataque especial, y repetir. Ah si, se puede bloquear y en muchas ocasiones quedarse en este estado sirve para recuperar salud, no es que importe porque si caemos continuamos desde ese punto.
El tema de inventario y la mejora de habilidades, destrezas y ataques es tan consolero como se lo puede imaginar, aún en PC que es donde su naturaleza de verdad crea un shock comparando con otras interfaces. Botónes inmensos, texto enorme, confirmación de cada cosa y bueno. Variedad no falta pero tampoco dice gran cosa. Al menos se puede saber si algo es mejor o peor de lo que usa, o lleva puesto, sólo con pasar el ratón por encima. Todo el estilo visual es pintado más que renderizado, lo que ahorra recursos en consola.
Los enemigos que enfrentamos no tienen nada de espectacular, parecen soldados de la edad media empezando a conocer y utilizar la pólvora. Ni las unidades jefe que llegamos a ver tienen algo de interesante o muy distinta, tampoco hay que combatirlas de una forma diferente. Atacar, esquivar, proteger, golpes especiales, repetir.
Las quest, misiones, son, o en todo caso se sienten, muy lineales. Más aún porque la ruta a los diferentes objetivos está encausada, imposible explorar otras cosas, nada para ver, no hay donde desviarse, no hay manera de salirse del camino porque es prácticamente una ruta cerrada. Un túnel con el cielo como techo.
No se tarda mucho en reconocer que lamentablemente no hay más. Casi al final de la aventura posible en el demo nos topamos con el otro sobreviviente de la 10ma Legión, Lucas Montbarron, quién se vuelve nuestro compañero pero actúa por si sólo. Lo único sería que podemos definir la distribución de sus puntos de avance de nivel y decidir habilidades, ataques y destrezas.
Una vez que estamos en compañía la aventura del demo avanza un poco más y termina abruptamente. Nos vuelven a introducir, al jugador, como uno de los pocos sobrevivientes de la 10ma Legión del Reinado de Ehb. Como tal tenemos la misión de liberar al Imperio de la malvada Jeyne Kassynder y retornar el poder del trono a la Joven Reina Roslyn y sus fieles seguidores.
No tengo quejas de la oferta y presentación de la versión de testeo, pero me es imposible comparar Dungeon Siege III con la primera entrega en cualquier nivel. De jugabilidad y estilo, nada. De combate y originalidad, nada. De presentación visual y tecnología, nada. De todo lo especial que ofrecía el original, nada. Sólo le queda el nombre de la franquicia y el contexto, después echaron el resto por la borda y con un ancla bien amarrada. Una pena, al menos para quienes gustamos del original de Gas Powered Games.