Demo
n/aEditor
n/aMetacritic
n/aFecha
30/05/2012
Autor
Webmaster
Aparentemente Larian Studios se las arreglo para continuar expandiendo el que ahora es su Universo Divinity y hacerlo bastante en silencio. Me imagino que mucho tiene que ver con la categoría casi de nicho que poseen sus producciones. Dragon Commander es un indiscutible juego derivado de la dinámica que podemos encontrar en Divinity II.
Por lo que se puede apreciar en vídeos y leer de las notas afines el enfoque de este juego es, tal y como lo destaca el título, la posibilidad de encarnar a un Dragón. Por suerte la jugabilidad no es tan directa como a primera vista pareciera, ofrece más de un nivel de profundidad y se presta elementos interesantes de otros juegos.
Dragon Commander es presentado como un estrategia por turnos con elementos de rol y de acción. La primera parte de la jugabilidad recuerda a tanto otro juego en que nos presentan con un mapa en el que hay que decidir diferentes acciones: conquistar, defender y gestionar nuestros ejércitos, estructuras, y nave de comando. También es en este modo por turnos en que va avanzando la historia.
Vídeo Teaser de Dragon Commander
El aspecto RPG viene de poder mejorar nuestras tropas, nuestra nave nodriza y las características de nuestra encarnación como Dragón. Algunas habilidades especiales, ofensivas y defensivas, trabajan con un sistema de naipes que le da un leve toque táctico al decidir apropiadamente cuales utilizar dependiendo las circunstancias del momento y las condiciones del mapa y el territorio al que pensamos conquistar.
Donde encontramos al lado acción de la jugabilidad es fácil de imaginar: en el combate. El estilo recuerda a las batallas aéreas de Divinity II y algo tiene de I of the Dragon. Si algo califica de interesante, pero todavía no estoy seguro de si apropiado para el contexto, es la presencia de un jet pack en la espalda de nuestro avatar alado. Su utilidad es clara, sirve para acelerar el tiempo y realizar maniobras imposibles, pero le da mucho aire de nave a la magestuosa y mítica criatura.
En el apartado historia todavía no hay nada especial, se trata de encarnar al Caballero Dragón de turno para vengar la muerte de su padre, el Rey, tras un brutal asesinato. Ahora le toca a él salvar a Rivellon de la Emperatriz Aurora y lograr que las seis Naciones --Imps, Elfos, Enanos, NoMuertos, Lagartos y Humanos-- se unan ante un enemigo común mucho más poderoso que cada una por su lado.
La nave nodriza desde la que controlamos todo se llama The Raven y en ella se encuentra el centro de control al igual que consejeros de las diferentes Naciones y cuyas recomendaciones, y a veces caprichos, habrá que saber sopesar entre lo que pide uno y otro para obtener las mejores tecnologías y/o no perder aliados en momentos críticos. Otros lugares de importancia para la aventura, la diplomacia y las decisiones son el Bar, el Cuarto de Guerra y, extrañamente, el Dormitorio.
Un vídeo de jugabilidad muestra como nuestra participación no es crítica en las batallas, puesto que se pueden resolver automáticamente, pero debe resultar importante en enfrentamientos masivos y hasta tener impacto al momento de destruir estructuras clave o combatir enemigos especiales. De la lista de características se puede sacar que podremos controlar nuestras tropas en modo isometrico, como cualquier RTS, y también dar ordenes básicas rápidas cuando estamos más enfocados en controlar al Dragón.
Ciertas habilidades y ataques son gestionados utilizando una lógica de naipes, como en Might & Magic o Disciples, lo que le da un aire más dinámico y táctico puesto que con seguridad no podemos utilizar todo constantemente por lo que habrá que saber elegir que nos sirve en determinado momento y que naipe puede marcar una diferencia.
La oferta se dibuja bastante bien aunque mantiene ese tono accesible encontrado en Divinity II, espero que llegada la hora Dragon Commander sepa encontrar ese delicado balance entre estar diseñado para las masas pero no por ello ser demasiado genérico y casual para los que se consideran jugadores veteranos.
©Copyright 2011. Todos los derechos reservados.