Fecha
12/12/2013
Autor
Webmaster
El tema no está falto de ironía y, la verdad, era algo de esperar. Hace unas semanas el autor de la serie geneforge (juego de RPG de corte clásico y presentación retro, Jeff Vogel) comento sobre un tema que lo hizo blanco de no pocas miradas maliciosas, y no menos notas negativas.
La realidad es simple y es de aquellas que están delante nuestro. La Industria Indie está en florecimiento, pero de una manera descontrolada en la que todos están buscando hacerse ricos a toda costa. En especial cuando hablamos del lado Consolero y orientado a juegos Web, Smartphones y Tabletas. Hay tanto, pero tanto, que uno se atufa, se llena de demos y hasta de juegos enteros para los cuales nunca encuentra el tiempo.
Promociones como las de GOG, Steam y Humble Bundle nos permiten adquirir una decena de buenos juegos por precios inferiores a un plato de comida, a un litro de leche, un viaje en bus/metro, a un albúm de música en MP3. Lo bueno es que no nos falta entretenimiento, lo malo es que su valor como producto se ve increíblemente depreciado.
Es irónico, pero cuando algo resulta demasiado barato tendemos a olvidar todo el esfuerzo y tiempo invertidos en su desarrollo, o producción. Deja de ser algo que anhelamos para convertirse en algo que nos puede caer del cielo por uno u otro motivo. Ya no es un objeto que buscamos tener, se convierte en algo deshechable que en su momento podemos obtener, o encontrar, o recibir.
Lo malo de toda esta visión es que vuelve al consumidor demasiado superficial para con todo lo que realmente implica llevar a un producto, un vídeojuego, al mercado. En el otro extremo, tenemos que convierte al desarrollador en alguien poco interesado en la calidad real de lo que hace, en el contenido, en todos los niveles de su oferta. Transforma a todo el proceso de triunfar o fracasar no en un esfuerzo, pero en un capricho --del consumidor y/o el mercado, un "clarito será".
El otro problema es que muchos desarrolladores entran con esa mentalidad de que se puede hacer dinero con cualquier cosa y, lamentablemente, a veces les va bien por que sí. Lo que llena al mercado de productos basura, casuales, de usar-y-desechar que le hacen más mal que bien a la industria en general. A parte que toda la idea de tener que sacar algo al mercado cada tres o seis meses es asesina, y desde muchos puntos de vista.
Personalmente preferíria buenos juegos cada tres a cinco años en vez de más o menos malos y mediocres cada año o dos (un ritmo que se está acelerando en algunos géneros al punto que se trata de sacar algo entre seis y nueve meses; ¡locura!). Esa necesidad de consumir por hacerlo, está arruinando tantos mercados y nichos que no creo que tardemos en darnos cuenta que debimos hacer algo en su momento.
No creo que hacer todo en modalidad ráfaga sea buena idea. El arte se vuelve cotidiano. La originalidad se vuelve escasa. La creatividad se satura, se bloquea, se extingue. Aquella sensación tan genial de poder degustar algo nuevo, diferente, único de tiempo en tiempo se pierde. Hasta entretenerse se convierte en rutina. En algo que hay que hacer, no en alqo que queremos hacer para divertirnos, desestresarnos.
Dudo mucho de que se pueda controlar la inercia del proceso en marcha pero de seguro hay que ver maneras de mantenerlo a raya. No nos conviene, como consumidores y usuarios, que las mentes que podrían llegar a traer un nuevo StarCraft o WarCraft, Call of Duty, Deus Ex, Doom 3, o Age of Empires terminen saturados y podridos de hacer lo que gustan sólo porque tuvieron que hacerlo a un ritmo que no es humanamente sostenible. Viene bien la frase popular de: "Tanto va el cantaro a la fuente, que se rompe".
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